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Debo admitir que me causa placer leer en los medios las quejas y ataques contra los políticos corruptos, es la forma inicial de quitarles la careta y dejar al descubierto la cara de villanos que poseen.

Esta vez no hablamos de Hugo Chávez o de un político mexicano, nos referimos a los Kirchner, la plaga argentina que habita la casa rosada en Buenos Aires.

Leo en El País: «El desprestigio del matrimonio presidencial crece semana a semana, a medida que se acumulan denuncias y escándalos por presunto enriquecimiento ilícito que amenazan con tapar cualquiera de sus iniciativas políticas. La presidenta ha acusado repetidamente a los medios de comunicación de orquestar un complot informativo en su contra, pero el repudio al incremento constante de su patrimonio (que se ha multiplicado por siete desde 2003) influye en su notable descenso de popularidad, que hoy es sólo del 20%. Los cuatro secretarios privados que asisten a la presidenta también son investigados por presunto enriquecimiento ilícito debido a incrementos patrimoniales comprobados que van del 750% al 11.000% en cinco años«.

¿Tendrán pantalones aún los argentinos para quitarse de encima a estas cucarachas kirchenianas?